PARA-PARA-PARADISE

PARA-PARA-PARADISE

sábado, 29 de diciembre de 2012

Hoy hace un año. Hace exactamente 365 era completamente diferente. 

Echando la vista atrás, el 2012 no ha sido el mejor año. Digamos que ha sido un año de muchos cambios... Primero, estoy sola. Sola no me refiero a no tener a nadie, a no tener amigos o familia. Estar sola para mí tiene un significado propio: no tengo a una persona a la que contarle todo, todo. Y eso es un gran cambio hasta ahora. A lo largo de mi corta (o larga) vida solía tener un alguien a quien yo llamaba "mejor amigo/a" a la que le contaba todo cuanto se me pasaba por la cabeza, desde tonterías hasta los más profundos sueños. Esta última persona me dejó hace un año (no, no es un "me dejó" de novios, es más sencillo: se fue). Al no tener ese alguien, al principio me quedé destrozada esperando su regreso. ¿Cómo la persona que más quería yo no iba a volver? ¿Cómo ese alguien durante tanto tiempo me quiso y ahora ya no? 
Luego busqué a otro alguien. ¿Quién de mis actuales amigos quiere optar para el puesto de gran confidente? No resultó igual. Poco a poco, fui perdiendo a varios de mis amigos, aquellos que pensé que iban a estar siempre. Con unos fue alguna cosa que dije, con otros fue suficiente no decir nada durante un tiempo. Ya fuese por silencios o palabras, también se fueron. Sí, se fueron.
¿Sabes? Debe haber un momento, antes de quedarse dormidos en sus camas, que debió de ser decisivo. Quiero decir, me los imagino con las manos el la nuca, mirando al techo, en la oscuridad, pensando "hace mucho que no hablamos". El sentimiento que sigue a este pensamiento en la oscuridad es la clave: puede ser resignación, olvido; o puede ser remordimiento y acción. La diferencia está en las cosas que haces, no en las que dejas de hacer. Si llamas, si hablas, si lo intentas, esa pequeña amistad se salva. Si no... No. Esta pequeña explicación es para verlo como algo natural, la vida sigue su curso. Unos se van, y otros quedan. Sólo tienes que estar preparado para cuando algunos se vayan.
Y yo no lo estaba.
Estuve perdida. En la oscuridad, en el fondo de un frío y oscuro pozo. Estuve vagando sin rumbo y con la esperanza de ver mi vida regresar. Varios meses.
El caso es que escondo mis pensamientos bastante bien. Ya lo hacía antes y no ha hecho más que aumentar. Lo que siento no lo dejo ver a no ser que yo misma quiera, y los demás tienen que conocerme muy bien  para averiguarlo. Si única persona que lograba ver lo que pensaba y sentía sin yo pretenderlo, ¿quién más iba a tener el derecho de hacerlo? Nadie. Por lo tanto, me cerré.
No me gustaba lo que decían y no quise escuchar más. No se ha ido, volverá, me quiere, es un error; me dije. Oh, no. No, cariño, esta vez es de verdad. Esta vez estaba sola. 
No es todo fatalidad. Curiosamente, todo este pasado, todos estos hechos me volvieron más positiva. Es decir, por inercia ahora busco siempre una parte positiva a todo. Y esta es la parte positiva de esta historia...
Me estoy conociendo a mí misma, al fin. Pensaba que yo era aquella, pero esa era la "yo" de los demás, no la mía. Tienes que perderte mucho para encontrarte de verdad, y aquí estoy. Soy más positiva, más independiente. 
No quiero decir que disfrute estando sola en casa (que muchas veces viene muy bien), sino que no me importa si no tengo a alguien las 24 horas del día. Tengo una mejor amiga, pero se lo ha ganado ella por méritos propios. Ella me ayudó a través de todo esto, estuvo ahí para decirme bien claro y a la cara: "se fue, para él se acabó todo y no va a volver". Todo esto me hizo más fuerte, aunque también con más miedo. 
Al fin y al cabo, tengo más miedo, pero no es más que saber encontrar el valor para cometer más errores, no es más que seguir. Seguir caminando, como esos finales de las películas de Chaplin.