PARA-PARA-PARADISE

PARA-PARA-PARADISE

jueves, 15 de marzo de 2012

Una sala llena de gente vestida de época que baila al compás que marca la banda. Las parejas giran por la sala como si volaran, como fantasmas que se deslizan porque ya no pueden andar. Giran, giran, las paredes se convierten en borrones horizontales, las caras de los que se mantienen alejados se desdibujan para ser manchas que interrumpen la belleza de los giros. 
Entonces se paró el tiempo. Los giros se quedaron estáticos, las faldas de los vestidos se mantenían en el aire, las paredes seguían siendo un borrón con manchas como caras y los ocupantes de la pista conservaban intacta su expresión de concentración para no colocar el pie equivocado. 
El tiempo se paró cuando ella vio aquellos ojos. Y se quedó parado durante el tiempo necesario para que ella pudiese observar los ojos con detenimiento, y la cara. Lo suficiente para apreciar la belleza.
Luego todo cobró velocidad, pero demasiada. Había que recuperar el tiempo perdido y el compás iba al doble de velocidad. Las paredes ya no había tiempo para que fuesen vistas. La cabeza le daba vueltas del mareo por la rapidez de los giros y cuando se sentó no volvió a ver los ojos ni la cara. Sólo se quedó con aquella sensación de vacío en el estómago y mareo en la cabeza. 

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