Tú.

Esto terminará. Ahora, hablamos cada día, nos sonreímos infundiendo ánimo con frecuencia, nos miramos a los ojos con un secreto tras nuestras pupilas, nos damos la mano para levantarnos del suelo. Pero un día terminará. Sí, aunque parezca imposible, puede que dentro de media vida estamos separados. Algún lejano día, o puede que más próximo de lo que pensamos, colgaremos el teléfono con nuestro último adiós, o nos saludaremos en una calle muy conocida por ambos pero sin pararnos siquiera a preguntarnos como nos va. Y sentiremos que nos deja de importar lo que le pase al otro, sentiremos que nos importan mucho más otras personas, que solo nos acordamos del otro cuando algo o alguien nos lo recuerda, y lo que sentimos no es amistad, amor o confianza, lo que sentimos es el simple cariño del olvido. Y es triste, muy triste, pero va a ocurrir. ¿Qué? ¿No quieres que ocurra? Pues llama. Habla, ríe y llora, hazme sentir que estamos unidos, quiéreme. Sé que lo haces, pero si de verdad quieres conservar las despedidas con seguridad de volver a verme, preocúpate por ello. Deja el orgullo a un lado si yo no me preocupara. Hazlo tú, porque eres nuestra única esperanza. Tú.