Nos vemos definidos en la mayoría de los textos melancólicos. En las cartas de amor, en las canciones de blues, en las lágrimas de una película. Nos auto-identificamos con millones de cosas aunque pueden que no sean verdad. Al final, acabamos siendo egoístas, gentiles, cabezotas, generosos, débiles, fuertes, solitarios, sociables, abiertos...
En realidad, lo único que pretendemos es encontrarnos a nosotros mismos.
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