PARA-PARA-PARADISE

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viernes, 13 de julio de 2012

Vida.

Cuando la situación actual empieza a ser desesperante, algún momento de positivismo me ilumina y pienso en las pequeñas cosas felices de la vida. Sí, una cursilada, pero es lo que nos mantiene atados a este suelo. Supongo que no es necesario mucho para hacerme feliz, o será que las pequeñas cosas significan mucho más que las enormes cosas malas. Puedes llamarlo esperanza. El caso es que divagando me encuentro apreciando las tardes con mis primos pequeños, con sus sonrisas, abrazos y 'te quiero' espontáneos; el mar en un día soleado de verano, el calor de la cama una mañana de fin de semana o sin más, esa persona que quieres más que a nada, su simple existencia. A pesar de no creer en ese Dios que nos quisieron enseñar (ni en ningún otro) de vez en cuando me gustaría agradecerle que haga posible la existencia de ciertas personas que he tenido la suerte de conocer. Parece imposible compensar todo lo que nos acecha: soledad, incertidumbre, falsedad, egoísmo, hipocresía, mentiras, tristeza y más tristeza. Todos los factores oscuros que se iluminan con un poquito de luz. ¿Es esto egoísta o egocéntrico? Probablemente. Pero al menos no es hipócrita o falso, y ahora mismo no pretendo ser negativa. Hoy estoy para fijarme en las pequeñas cosas de mi vida. 
Al fin y al cabo, considero que merece la pena vivir. 

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