Había olvidado cómo me conocía. Esa persona que está a 700 kilómetros de distancia. Le dije, simplemente le dije, algo general. Le dije que me parecía que los adultos eran estúpidos, que llevaban sus relaciones de forma mucho más deficiente que los niños. Que estaría bien sentirse niño siempre.
Su respuesta fue tan concisa, tan lo-que-esperaba-oír pero que no sabía que lo quería oír, que me sorprendió. No hice esto intencionadamente. Pero, en unos minutos de conversación ha dicho mucho.
Real friends are friends forever, as we are.
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