Muchos de mis compañeros se pasaron años cuestionándose qué querían hacer. Qué estudiar, escoger, elegir... No sabían lo que sería de sus vidas, o si sus grandes sueños y expectativas podían hacerse un poco más reales al crecer y gracias a las elecciones. Nunca logré entender aquellos que dejan sus sueños tan fácilmente por asegurar un futuro. Hoy en día creo que tenemos salidas para probar, y si no podemos, volver atrás...
Una facilidad que he tenido frente al resto de la gente es que nunca me tuve que cuestionar qué hacer. Seguí al corazón y aquí estoy, esperando. Siendo más feliz de lo que lo hubiese sido al cuestionarlo todo. Somos jóvenes y, al fin y al cabo, las locuras es lo que mejor se nos da.
No hay comentarios:
Publicar un comentario